Viviendo la discapacidad. Parte 1: Las muletas.

Un dia eres joven, y al siguiente te tuerces un tobillo en un bisel resbaloso, te fracturas y te tienen que operar.
En un par de segundos, sin decir "agua va", le cambia a uno la vida. Una mala decisión (esta vez no llevar botas para montaña), y a llevar placa y tornillos para toda la vida.
Gracias a Dios, al momento sin complicaciones, pero es una experiencia nada agradable, incluso pasadera si tienes alma de monje copista y toleras el encierro y el no poderte mover mas que con muletas.

Mi primera reflexión: Las muletas.
Son una herramienta humilde, cuyo origen cuesta trabajo rastrear, pero permiten deambular con un solo pie, con cierto grado de autonomía. Que me haya pasado en el 2020, tiene la ventaja de que las muletas son de aluminio, pesan poco, y tanto los soportes como las puntas antiderrapantes, son de silicón, ligeros y confiables.
Los primeros dias, son una lata, pues normalmente no está uno acostumbrado a cargar su peso sobre los miembros superiores, y en lo que se le agarra maña, es muy pesado, pues cualquier cosa tirada o alguna irregularidad en el piso, representan un peligro.
Las muletas ayudan a caminar, pero al mismo tiempo requieren ser sujetas para cada paso, es decir, no se puede tener en las manos nada mas.
Por eso es que podemos ver que la gente con muletas, con mucha frecuencia, usa una bolsa en el cuello o aun lado en el hombro.
Con muletas cada paso se piensa, pues cualquier cosa es un reto, por ejemplo, desechar un filtro de café. Normalmente me paro frente a la cafetera, abro el depósito, saco el filtro con la canastilla doy un paso al bote, piso el pedal, se abre y tiro el filtro. Fin.
Con muletas: Me paro frente a la cafetera, me detengo con un pie y una muleta, abro el depósito con la mano libre, saco la canastilla, medio agarro la muleta del otro lado, bajo un escaloncito con muletas y canastilla, cargo el peso en una muleta, y con la otra pongo un poco de peso con la muleta en el pedal, para que se abra la tapa, mientras con la mano contraria y la muleta en la axila tiro el filtro. ¿Saben cuantas veces lo intenté? Una, no vale la pena el riesgo.
Es frustrante no poder hacer algo tan simple, todo es un desafío, ir al baño, sentarse a comer. Lo piensa uno para dar la vuelta y regresar un simple paso.
Ya con las semanas empieza uno a tener fuerza en los brazos y a agarrarle el modo y se puede uno desplazar relativamente rápido. Como dije, es bastante llevadero.

Al final, lo interesante es que temporalmente soy el Freddy Freeman (Captain Marvel Jr.) de Coaxustenco, pero en realidad es una oportunidad para pensar todo lo que rodea a la discapacidad y es un momento para la empatía con los que tienen discapacidades permanentes.

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