Mi primera marcha. Parte I: Las razones.

Tengo 43 años, y acabo de ir a mi primera marcha.
¿Porque no fuí antes? No por comodidad, nunca fui rico.
Soy miembro de una generación fallida, que no formó parte de los cambios politicos.
Soy miembro de una generación que vió los grandes cambios, partir desde las cúpulas hacia abajo.
Soy miembro de una generación que de alguna forma se rebeló a la generación previa, la  de los Baby boomers que vivieron el espíritu del 68, decidió en su subconsciente que no iba a ser como ellos.
Soy miembro de una generación que vió envilecerse el uso de la calle en mi pais. No como una protesta sino como una forma de secuestro de la vida pública.
La marcha para apoyar al político, la marcha para pedir aumentos de sueldo, la toma de carreteras para las causas, los plantones indefinidos, y que mas que ser una muestra de apoyo popular, era una forma de chantaje para paralizar la vida de la gente.
Vi marchar a los maestros pidiendo mejores condiciones de vida (en una demanda muy justa), comandados por Jonguitud, y luego por Elba Esther, hinchados de billetes (asi la paradoja).
En México, el recurso de tomar la calle, para alguien educado entre los 80 y 90, no era del todo bien visto.

Con los años, viendo manifestaciones en todas partes del mundo, fui dándome cuenta como la calle representa ciertamente una parte de la vida de la sociedad. Manifestaciones en Sudamérica, en Europa, todas las de la Primavera árabe, "los indignados", el Movimiento "Occupy", incluso el músculo de #yosoy132, hasta ahora las manifestaciones anti-trump o las "women march".
Por otro lado,  el diálogo con quienes creen sinceramente en el poder de la calle, han hecho reforzar esta visión acerca de sus alcances.
Hoy creo que si es una forma de apoyar alguna agenda. Y que no basta con los "RT" de Twitter.
Es una forma de mostrar hartazgo, y que en una época en la que el apoyo se puede comprar, mostrar que se puede desinteresadamente mostrar lo que uno piensa, no solo como individuo sino como colectivo.

Pero sobre todo, ahora que soy padre y que mi papel es de guía, quiero dejar constancia a mis hijos, que a veces hay que salir.
No llevarlos, sigo creyendo que llevar niños a una marcha es una irresponsabilidad.
Una marcha, tiene siempre el riesgo latente de la represión, de los infiltrados, de salir de control. Llevar niños a una marcha, es una deshonestidad, es ponerlos en un peligro potencial, usarlos como recurso es de una cursilería infame, además de que es tenerlos como escudos humanos. No se vale.
El que va a una marcha por mas pacífica que sea, debe (y lo digo ahora que fui), tener en mente que puede haber violencia, y esa decisión de acudir a pesar de eso, solo puede ser tomada por un adulto.
Se puede formar a los niños sin arriesgarlos, explicarles a donde vamos y sobre todo el porque, y que con los años puedan tomar sus propias decisiones. Se comienza a formar en la teoría, y algún dia podrán hacerlo en la práctica... aunque les tome 4 décadas.




Igual que antes, creo que es un recurso del que no debe abusarse, para evitar su trivialización y el hartazgo ciudadano.
Creo que en realidad no resuelve los problemas, pero deja énfasis sobre quien los quiere resolver y por que.
Creo que es importante escoger bien la marcha, y que sea bien organizada y con un un objetivo real.
Hasta aquí las explicaciones, ya solo falta compartir mi experiencia. 



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